Pasaron cerca de dos meses en los cuales tanto la familia como la policía no había parado de rastrear el bosque. Estaban desolados, ya no sabían qué hacer. Sin embargo, Sofía encontró rastros de sangre en una camisa de su marido, inmediatamente le preguntó, pero él se limitó a decir que eran de algún animal herido, pues le gustaba cazar.
Sofía decidió contratar a un detective privado a espaldas de su marido, desde el hayazgo de la camisa manchada de sangre su relación ya no era la misma, y aunque no tuviera pruebas para culparlo, su sexto sentido se iluminó.
Tras unas semanas investigando, se encontraron pisadas en una zona del bosque muy poco transitada, ni la policía había podido acceder a ella. El detective encontró un sótano y se le aclararon las ideas. Carmen tenía que estar allí dentro. Procuró no ser visto y decidió entrar. Tras unos lúgubres pasadizos encontró una puerta, tras ella, unos lamentos. Tiró la puerta abajo y se encontró con una niña asustadiza, temerosa de la luz, y que lloraba sin cesar. ¿Carmen? ¿Eres Carmen? Soy amigo de tu mamá Sofía, vengo a buscarte - dijo el detective. La niña realmente era Carmen, pero por desgracia Juan estaba detrás, es por esto que la niña no se atrevía a dar un paso al frente. Juan atacó al detective, pero por más que lo intentó, acabó herido de bala, el detective había pensado en todo y se había armado. Rápidamente el detective cogió a Carmen en brazos y huyó hacia la casa de Sofía. Nadie puede imaginar la alegría que inundó el corazón de una madre al volver a ver a su hija tras unos meses.
Gracias a la ayuda del detective, el cuerpo policial pudo detener a Juan.
Sofía ahora vive con su actual pareja, Miguel, y junto a su hija Carmen, que cuenta ya con diez años, Juan, y el pequeño que apenas da sus primeros pasos. Sofía encontró la felicidad con Miguel el verano siguiente al secuestro, se mudaron a un piso en el centro de Madrid, pues Carmen necesitaba alejarse de los bosques y recibir tratamiento. No es fácil para una niña pequeña vivir un secuestro.
Respecto a Juan, la justicia dicta que debe permanecer en prisión por 20 años, pero después, saldrá de nuevo a la calle. Ese es el temor de Sofía, pero Miguel todas las noches le jura que a su lado estarán a salvo...
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miércoles, 27 de mayo de 2009
lunes, 28 de julio de 2008
El secuestro de Carmen. (Parte Nº2)
El pequeño Juan caminaba hacia casa con ánimo de encontrar allí a su hermana, pero no fue así. "Mamá, mamá, Carmen se ha escondido y no quiere salir del bosque. Estoy harto ya no la quiero porque siempre hace lo mismo" dijo Juan. "Vamos cariño, ya sabes que te quiere como su hermano que eres y solo trata de jugar contigo, tu también le harás lo mismo a tu nuevo hermanito; estoy segura que ocurrirá lo mismo dentro de unos años, ya verás". Sofía, la madre de Carmen y Juan acababa de dar a luz a su tercer hijo, el segundo con su actual marido. El tercer niño contaba con apenas seis meses.
Pasaron varias horas y los amigos de Carmen empezaban a llegar a la fiesta. Pero Carmen tardaba. Su madre, que había invitado a la familia para el siguiente día había dejado invitar a unos cuantos amigos del colegio de Carmen para ese mismo día. Sofía, atareada con el bebé y la fiesta, no se había percatado de que su hija mayor todavía no estaba en casa. Al llegar Marta, la mejor amiga de Carmen, y preguntar por la niña, Sofía se dio cuenta de que ni estaba en su habitación, ni en la sala ni en el jardín. Entonces recordó lo que le dijo Juan, que se había escondido en el bosque para asustarlo. Llamó a su marido, Juan, y le dijo que fuera con el niño a buscar a Carmen, pues no había llegado. Ella se ocuparía de los invitados y la casa. Juan, su marido, era un hombre serio, pero cariñoso y divertido con ella. No lo era tanto con sus hijos, pues representaba un padre duro, serio y respetuoso. Con Carmen apenas trataba, pues era hija de la anterior pareja de Sofía y eso no le sentaba muy bien, pero tampoco jugaba ni hablaba apenas con Juan, hijo de su sangre. Como Juan trabajaba muchas horas seguidas su familia no lo molestaba en sus horas libres, ya estaban acostumbrados.
Una hora después Juan padre y Juan hijo regresaron del bosque por el mismo sendero que Carmen y su hemanito habían atravesado. Volvieron con un coletero y un zapato de la niña, aparentemente Juan estaba destrozado, su hijo no entendía lo que pasaba.
Rápidamente llamaron a la policía para rastrear el bosque en busca de la niña. Por supuesto los invitados tuvieron que abandonar la casa y postponer la fiesta, realmente no sabían qué pasaba con Carmen, pero decidieron no molestar preguntando demasiado a la desesperada familia. La policía estuvo buscando a Carmen por el bosque tres días sin cesar, en los cuales Sofía había llorado horas y horas en los brazos de su marido Juan desesperadamente. No sabían qué hacer, el pequeño Juan no comprendía lo que ocurría, el bebé lloraba más de lo normal al percatarse del estado de ánimo de su madre, y Juan y Sofía ya no sabían qué hacer. Sofía se agarraba al lazo y al zapato de su pequeña como si al protegerlos cuidara de su niña...
Pasaron varias horas y los amigos de Carmen empezaban a llegar a la fiesta. Pero Carmen tardaba. Su madre, que había invitado a la familia para el siguiente día había dejado invitar a unos cuantos amigos del colegio de Carmen para ese mismo día. Sofía, atareada con el bebé y la fiesta, no se había percatado de que su hija mayor todavía no estaba en casa. Al llegar Marta, la mejor amiga de Carmen, y preguntar por la niña, Sofía se dio cuenta de que ni estaba en su habitación, ni en la sala ni en el jardín. Entonces recordó lo que le dijo Juan, que se había escondido en el bosque para asustarlo. Llamó a su marido, Juan, y le dijo que fuera con el niño a buscar a Carmen, pues no había llegado. Ella se ocuparía de los invitados y la casa. Juan, su marido, era un hombre serio, pero cariñoso y divertido con ella. No lo era tanto con sus hijos, pues representaba un padre duro, serio y respetuoso. Con Carmen apenas trataba, pues era hija de la anterior pareja de Sofía y eso no le sentaba muy bien, pero tampoco jugaba ni hablaba apenas con Juan, hijo de su sangre. Como Juan trabajaba muchas horas seguidas su familia no lo molestaba en sus horas libres, ya estaban acostumbrados.
Una hora después Juan padre y Juan hijo regresaron del bosque por el mismo sendero que Carmen y su hemanito habían atravesado. Volvieron con un coletero y un zapato de la niña, aparentemente Juan estaba destrozado, su hijo no entendía lo que pasaba.
Rápidamente llamaron a la policía para rastrear el bosque en busca de la niña. Por supuesto los invitados tuvieron que abandonar la casa y postponer la fiesta, realmente no sabían qué pasaba con Carmen, pero decidieron no molestar preguntando demasiado a la desesperada familia. La policía estuvo buscando a Carmen por el bosque tres días sin cesar, en los cuales Sofía había llorado horas y horas en los brazos de su marido Juan desesperadamente. No sabían qué hacer, el pequeño Juan no comprendía lo que ocurría, el bebé lloraba más de lo normal al percatarse del estado de ánimo de su madre, y Juan y Sofía ya no sabían qué hacer. Sofía se agarraba al lazo y al zapato de su pequeña como si al protegerlos cuidara de su niña...
lunes, 19 de mayo de 2008
El secuestro de Carmen. (Parte Nº1)
Carmen marchó junto con su hermano a buscar ramas. Al día siguiente se celebraría su cumpleaños y vendría toda su familia. Lo celebrarían por todo lo alto. Prepararían el hogaril con la leña que recogían. Juan, el hermano de Carmen, apenas contaba con 5 años de edad. Sin embargo, sus padres lo habían mandado con su hermana para que ésta no tuviera celos. Carmen era muy egoísta....
Desde que nació su hermano vivía en una constante envidia hacia el pequeño de la casa. Ahora ya tenía 8 años y se sentía toda una mujercita. Sin embargo, no quería abandonar el cuidado y protección de sus padres. Ella era la primera y la más importante - pensaba Carmen - mi hermano es un juguete. A pesar de los celos, amaba a su hermano con todas sus fuerzas, Juan también adoraba a su hermana, pues representaba un modelo a seguir y cuando su madre estaba ocupada, Carmen era su mamá. Pero aquella tarde de otoño todo cambiaría para su familia. Juan tenía una obsesión por los saltamontes. Siempre corría tras ellos, aunque a su corta edad, no los alcanzaba. Por otro lado, Carmen, confiada en que su hermano le seguía, no se dio la vuelta. Estaba inmersa en las tablas de multiplicar que había aprendido durante el curso pasado y que repasaría en breve en la escuela. Cuando se quiso dar cuenta, su hermano había desaparecido. No la seguía. ¿Dónde se habría ocultado? Carmen lo llamó a gritos, no obstante, nadie contestó. Juan, viéndose solo, había decidido volver a casa por el sendero. No sabía dónde se encontraba su hermana Carmen y el bosque le daba miedo. Siguiendo el sendero, marcado por estacas de madera y piedras pintadas, llegó a su hogar. Carmen seguía buscando leña y de paso a su hermano, aunque confiaba en que éste, al verse sólo, habría decidido volver, lo llamaba de vez en cuando por si estuviera cerca. Recogida la suficiente leña que cabía en su manitas - pues sus padres los habían mandado a por leña por pura distracción - Carmen decidió volver de regreso a casa. Sin embargo, nunca llegó.
Desde que nació su hermano vivía en una constante envidia hacia el pequeño de la casa. Ahora ya tenía 8 años y se sentía toda una mujercita. Sin embargo, no quería abandonar el cuidado y protección de sus padres. Ella era la primera y la más importante - pensaba Carmen - mi hermano es un juguete. A pesar de los celos, amaba a su hermano con todas sus fuerzas, Juan también adoraba a su hermana, pues representaba un modelo a seguir y cuando su madre estaba ocupada, Carmen era su mamá. Pero aquella tarde de otoño todo cambiaría para su familia. Juan tenía una obsesión por los saltamontes. Siempre corría tras ellos, aunque a su corta edad, no los alcanzaba. Por otro lado, Carmen, confiada en que su hermano le seguía, no se dio la vuelta. Estaba inmersa en las tablas de multiplicar que había aprendido durante el curso pasado y que repasaría en breve en la escuela. Cuando se quiso dar cuenta, su hermano había desaparecido. No la seguía. ¿Dónde se habría ocultado? Carmen lo llamó a gritos, no obstante, nadie contestó. Juan, viéndose solo, había decidido volver a casa por el sendero. No sabía dónde se encontraba su hermana Carmen y el bosque le daba miedo. Siguiendo el sendero, marcado por estacas de madera y piedras pintadas, llegó a su hogar. Carmen seguía buscando leña y de paso a su hermano, aunque confiaba en que éste, al verse sólo, habría decidido volver, lo llamaba de vez en cuando por si estuviera cerca. Recogida la suficiente leña que cabía en su manitas - pues sus padres los habían mandado a por leña por pura distracción - Carmen decidió volver de regreso a casa. Sin embargo, nunca llegó.
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