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lunes, 30 de abril de 2012

¿Qué le falta a Jaime?

Había una vez un chico llamado Jaime que vivía en un lugar del mundo. Creció siempre rodeado de sus amigos, era tan feliz... De joven, llegaba a casa a altas horas de la madrugada después de salir de fiesta y pasárselo increíblemente bien con sus amigos. Eran muchos y se querían entre sí. Pero a Jaime le faltaba algo, y no sabía el qué. Adoraba a sus amigos y aprobaba todas las asignaturas. Nunca le había importado no destacar, simplemente quería aprobar y licenciarse para comenzar una vida profesional que esperaba le aportara muchas experiencias y recompensas a sus esfuerzos. Con sus padres también se encontraba bien, él tenía muy claro que sus padres eran sus padres y no sus amigos, así que tenían sus pequeños roces de vez en cuando. Nada grave.
Así que Jaime comenzó a pensar, recorría kilómetros por las calles de la ciudad pensando qué le faltaba para ser feliz. Para ser completamente feliz. Caminó también por el extrarradio y por caminos, mas no hallaba la respuesta. Escuchando la radio con sus auriculares quizá no podía escucharse a sí mismo, al Jaime que llevaba en su cabeza diciéndole a gritos lo que necesitaba. 
Conoció, un día cualquiera, a una persona que le recordaba muchísimo a él. Conectaron en seguida y se hicieron buenos amigos. Pasó el tiempo y cada vez creía conocerla más. Poco a poco se fue enamorando de ella sin apenas notarlo, hasta que fue imposible evitarlo. La quería, la amaba, y quería seguir conociéndola más y más, compartir con ella todo, hasta el aire. Pero a menudo entre dos personas se da un desacuerdo de tiempos, es decir, en las parejas, como en la vida, hay etapas. Lo esperado es entrar en las mismas etapas a la vez, pero Jaime ya estaba en una etapa cuando ella todavía no había visto siquiera la puerta que daba acceso a esa etapa... En ese momento, cuando Jaime creyó perderla por haberse adelantado, por no saber esperar, por no darle tiempo, es cuando se dio cuenta de lo que le faltaba para ser feliz. Descuidó a su familia por ella. Descuidó sus estudios por compartir momentos con ella. Había basado sus días en ella. Y entonces se percató de que ella era lo que le faltaba para ser feliz. Antes de conocerla ya sabía que su vida no estaba completa, pero al conocerla creyó poder completar la rueda de la felicidad. Había creado una dependencia absoluta y ahora era incluso infeliz, aun teniendo todo lo que antes de conocerla tenía. Ya no sabía qué hacer. ¿Qué le queda? ¿la resignación? ¿asumirlo y comenzar de cero? No quería dejarla escapar, pues la amaba demasiado para permitir eso. Ella le dijo que quizá con el tiempo podrían ser algo más que amigos, pero no le aseguró nada al infeliz. Sin embargo, Jaime decidió que mientras hubiera un rayo de esperanza, él lucharía por su amor conquistándola cada día, enamorándola si podía, queriéndola tal y como lo hacía. Nadie sabe qué le deparará el futuro a Jaime, ni siquiera él parece saberlo, pero si algún día me lo cuenta, os lo contaré.

1 comentario:

Nuria dijo...

me gusta ^^ jo, al menos tu lo actualizas, yo he tenido que recuperar la contraseña de mi cuenta jajajaja